Orgoglio mancino
Cuando, de niña, volvía del cole tras una sesión de dibujo mi mamá siempre sabía qué colores había utilizado. No es una adivina. Simplemente soy zurda.
Como pertenezco a ese 10% de la población mundial que por alguna razón lo hace casi todo al revés me permito cierta parcialidad al dedicar este post al día del orgullo zurdo, que se celebra hoy.
No os aburriré con discursos sobre la supuesta propensión a la creatividad de los zurdos, sobre los grandes nombres que lo han sido e incluso –lo he leído hoy en las noticias del buscador italiano Tiscali- sobre la existencia de estudios (en este caso del Institute of Financial Studies) según los cuales los zurdos (los hombres, claro) ganan más que los demás.
Sólo quisiera hacer una pequeña reflexión sobre cómo no sólo siga de pie un lenguaje bien discriminatorio –al que, siendo mujer además de zurda estoy desafortunadamente acostumbrada- sino que muchos de los utensilios más banales sigan fabricándose sólo para ser usados con la derecha. Sí, ya se sabe.
¿Pero alguien sabe cuánta tecnología hará falta aún para que nosotros también podamos comprar en el super un par de tijeras con las que no corramos el riesgo de suicidarnos por equivocación?