¿La tercera revolución industrial?
“Si sabemos que la energía se encuentra en todas partes ¿Por qué recolectarla sólo en algunos lugares?, pregunta Jeremy Rifkin a los periodistas presentes en la sala. La unión de energías distribuidas y comunicación, también distribuida, son las claves para llevar a la tercera revolución industrial, que en opinión del economista y activista norteamericano, presidente de la Fundación para el estudio de Tendencias Económicas -y asesor del gobierno Zapatero- será el resultado, inevitable si no queremos extinguirnos, de la crisis que estamos viviendo. Y ésta, para él –en Barcelona para hablar de “A Green New Deal”, proyecto tecnológico del centro Arts Santa Mònica- es una crisis cuyo origen no es económico ni financiero. “Estos son el resultado de lo que sería el simple ocaso de la segunda revolución industrial”.
Cuando acabe el proyecto, llevado por el arquitecto Enric Ruiz-Geli en colaboración con el Departamento de Medioambiente de la Generalitat y basado en el pensamiento de Rifkin, el centro Arts Santa Mònica será «el primer museo del mundo donde sé dé la tercera revolución industrial».
“A Green New Deal” tiene el objetivo de convertir el centro de arte en una parcial planta de energías renovables donde el CO2 se pueda incluso transformar en oxigeno. La fachada que da a las Ramblas ya es un jardín hidropónico en el que una miríada de conos acogen plantas que en lugar de tierra tienen arcilla, fibra de coco o hidrogel. En el lado que da al mar, en cambio, se ha instalado un molino eólico “urbano”, largo y estrecho.
Y éste sólo es el principio de la puesta en obra de lo que Rifkin llama los “cuatro pilares” en los que necesita sustentarse la tercera revolución industrial. La energía tiene que ser distribuida, luego recolectada en los edificios (que constituyen un tercio del problema de CO2), guardada en forma de hidrogeno y todo esto mientras se haya dado una “internetización” que permita que cuando un edificio no necesita cierta energía la pase a otros (sistema conocido como Inter-Grid).
“Pero no es todo ciencia, economía y tecnología. Siempre que ha habido un cambio de este tipo en la historia también ha habido una discusión filosófica y necesitamos una sobre cómo pasar de la geopolítica a la biosfera”, dice. “Los estudios demuestran que las nuevas generaciones ya tienen una conciencia global, son los gobiernos y los sistemas educativos los que hay que actualizar”. De momento «A Green New Deal» sólo será un prototipo. No se ha conseguido, pues, el permiso para que los cambios en el edificio sean permanentes.